domingo, 2 de marzo de 2014



Esculapio - Ampurias

Querido Kinnaird:

Veinte siglos de inclemencias han tallado el relieve de esta piedra con más fuerza que el cincel de su olvidado artesano.

Al escultor debemos sin duda estos miembros proporcionados, casi perfectos, y que sin embargo no son los que nos mueven a detenernos para contemplar la estatua, reflexivos y admirados. Durante largos días aquel hombre desconocido, devorado ya por la historia en la que no tuvo más peso que el que ahora se sostiene ante nuestros ojos, ese hombre cuyos miedos y alegrías, semejantes a los nuestros, han sido arrastrados por el torrente del tiempo sin dejar rastro y a quien acaso le haya sido dado perdurar en su obra más de lo que a cualquiera de nosotros nos será otorgado, durante largos días debió enfrentarse a la roca que habría de sobrevivirle, golpeándola con fuerza para plasmar trabajosamente una mitología. Quizá detrás de su esfuerzo no se ocultara más que la tranquilidad de unas monedas, o de un plato caliente de comida, o de unos latigazos menos severos. Es posible incluso que lo acompañara en su trabajo la ilusión que transmite la mirada de un hijo. Nunca lo sabremos. Pero lo único cierto es que su trabajo proporcionó la materia para el tiempo.

Porque aquel hombre desapareció mientras que la piedra quedó erguida, con inquietante forma humana, frente a los siglos que habrían de sucederse. Vinieron entonces las lluvias y los vientos,   el calor y el frío, el hielo, la humedad, el polvo, las manos que anhelaban el tacto de su contorno. Todo aquello fue cincelando de forma incesante la piedra con un significado que excedía de las pobres manos del artesano. Ahora, cuando la piedra se ha oscurecido, cuando el musgo se acomoda entre los pliegues de su túnica, ahora que la erosión ha desgastado las líneas de sus facciones, que sus ojos rezuman ciegos líquenes y que su brazo nos señala con un enorme vacío, la estatua se ha convertido verdaderamente en el dios que pretendió esculpir alguien, hace demasiado tiempo.

Siempre tuyo, etc, etc.

C. I

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