sábado, 17 de septiembre de 2016

Todo Tanto, de Arturo Borra





Contemplamos el pasado en sus ruinas, y demasiadas veces lo inducimos desde ellas con la calma que nos confiere saber que nada de lo perdido puede volver a perderse, que el dolor ya ha cumplido su duelo. Sin embargo, con Todo Tanto Arturo Borra logra sacudir nuestra conciencia mediante la imagen de esas ruinas que consigna ante nuestros ojos, de forma recurrente a lo largo de sus páginas, porque nos enfrenta al hecho de que no son parte de nuestro pasado, sino nuestro presente destruido, los cimientos desarticulados de este ahora a partir de los cuales deberemos deducir nuestro futuro.

Construido sobre una poética de radical generosidad hacia el otro, de militante negación del narcisismo y de honda conciencia social, este poemario se suma a los anteriores del poeta argentino afincado en Valencia conformando un cuerpo poético de coherente unidad y de certero objetivo, si bien la depuración que siempre trae consigo el tiempo, cuando uno sabe hacerse grande con él, dota a esta última entrega de una ternura que atempera la rabia ante la injusticia, sin minorar la indignación.

A lo largo de estas páginas atravesamos memoria y daño, indefensión y miedo, hambre y fragilidad de lo desposeído, temblor de lo incierto. Pero lo hacemos sabiendo que a través de todo ello nos dirigimos hacia algo más, hacia un júbilo capaz derrocar el dolor esgrimiendo ese arma blanca de la conciencia que es el lenguaje afilado por la capacidad crítica.

Así, Arturo Borra ensancha el verso hasta la frase, la estrofa hasta el párrafo, desdibujando toda medida para dejar la fuerza de la poesía abandonada a sí misma sin artificio alguno, permitiendo que refulja en la imagen, en el símbolo, en la memoria, en la conciencia. La palabra se erige como necesaria y los silencios, inevitables siempre, se imponen desde algo ajeno y exterior, "vienen de atrás, río del que nunca hallamos su fuente", en el tránsito de una región desierta para el lenguaje. Pero es esa aridez la que provoca que el hombre se yerga para "horadar la tierra: aunque nadie sepa qué brotará de esta superficie revuelta ni avizore los peligros cernidos sobre la vida subterránea".

Todo Tanto es el testimonio de un tiempo, el nuestro, en el que un poeta tiene abandonar la trinchera del yo para dejar constancia de los ahogados que "todavía navegan al cerrar los ojos. Los ahogados, que vienen desde dentro, como un remanso de la memoria". Porque sin ellos, el futuro es imposible.


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